domingo, 25 de enero de 2009

El Plano




Llega con voz un poco agitada, arrastrando lo pies, como rengo, por el pasillo del edificio. El traje es grande y, seguramente, de otra persona. La misma corbata y los ojos rojos, o de el mismo color que la piel, no se.
Ocupa su lugar en el sillón, saluda y sonríe y se queda serio y se calla. Todo eso prendiendo la radio. Busca, a la sombra del dial, Deep Purple, o Zeppelin; pero esta vez solo hay Parra.
Su departamento está ocupado y los argentinos odiamos el café; pero la vista es letal, hermosa. Yo me perdí en eso, en el ventanal. “Quiero una casa con vista al mar” dice cortando el silencio “esta ciudad le encanta a los gringos, ellos sacan fotos de la arquitectura y se van. Yo, ya no puedo con eso”. Fuma mucho. Cada vez habla más bajo, como queriendo meter las palabras para adentro. Sube el volumen de la radio, casi no lo puedo escuchar “Aquí está lleno de locos, y es un ciudad perfecta para ellos. Aquí se es el peor de los borracho, de los drogadictos, de los maricones”. Quizás tenga razón. Se da cuenta que es uno de ellos y sonríe y deja ver sus dientes un poco amarillos; pero bien acomodados. “Si, ya me he querido ir, ya conozco todo por acá, no me queda nada por ver. Ustedes tienen que hablar con todo el mundo, ellos son los que hacen este lugar fantástico, no los edificios” No creo que tenga mucho que ver, no tiene porque ser uno u otro; pero no lo contradigo y nadie lo hace
“Si, he intentado irme; pero parece que estoy atrapado, hace un año que me estoy yendo, dos años que me estoy yendo, tres años que me estoy yendo, mil años que me estoy yendo” Si, me llenó de tristeza. Yo quisiera ser él

No hay comentarios: