domingo, 19 de diciembre de 2010

Menos




Hay que sentirse
no
amado.
Hay que sentir
una rabia
genocida
en tus puños.
Hay que
entender
que tus lágrimas
no van a frenar.
Creer que nadie
puede
detener tu frustración.
Cuando
todo
eso
sea
cierto,
ninguna fuerza,
ningún dios,
va aplacarte.

No hay comentarios: